Vuelve a ser un domingo cualquiera mientras cuento minutos.Mi día empieza demasiado tarde y huele a comida recién hecha en la cocina.
Ese olor y yo nos encontramos cara a cara en dirección al salón.Hago un alto en mi camino mecánico para mirarme al espejo y ordenarme un poco el pelo,
aunque los domingos no suelo poder con él.Se tira todo el día torcido igual que mi humor.Pero extrañamente no me importa.¿Para qué?
Ya después de comer sin apenas ganas,puede que telecinco decida tocarme un poco lo que no es el corazón con alguna película que haya empezado a las tres y media.
Escondo entonces los cuadros del pijama y mi cabeza con la manta, para calentarme el cuerpo y espesarme un poco más las ideas.
Son casi las seis y sigo sin haberme despertado.Me enciendo un cigarro y hasta puede que me tome un café dentro de un rato.Puede variar el lugar pero no acelerar el tiempo.
La cafetería de siempre,con las mismas caras como agujas del reloj.O la mesita del salón que hace años que me sujeta el vaso y las horas muertas.
En invierno la noche me cae sobre los hombros antes,y a las nueve queda aún mucho tabaco y música por delante.La cena se convierte en una especie de desayuno que empieza a hacerme notar
que la mañana siguiente se acerca.Comienzo a abrir los ojos.Me desperezo la paciencia de todo el domingo de sobremesa.A estas alturas, me empiezan los nervios,la incertidumbre,la vida y las dudas.
No hay nada en la tele pero ya noto algo en las venas.Aún así,los segundos duran demasiado y tardo más en quedarme a solas que el resto de la semana.
Ya son las dos de las mañana,y es el momento de fumar más,de ponerme el ordenador sobre las piernas y tomarme algo que me haga creer que me dormiré antes.
Con un poco de suerte,no me darán otra vez las seis.Aunque siendo la madrugada del lunes no me molesta tanto,porque si no duermo estaré más cerca.
Por fin veo la luz un día y dos noches después.Mi cocina esta fría,libre y agradecida.Camino mucho más ligera y me miro al espejo.Y para entonces sólo mi pelo me recuerda por que odio los domingos.
Un día donde no hay alarmas ni sorpresas.Sólo silencio.Un día que me separa el alma del cuerpo.Un día sin sueños.Un día en que aunque quiera,no te tengo.
Eso es para mi el domingo,la penitencia entre verte y volverte a ver.
Pero en la ducha,hasta el pelo olvida ahora,a él y a mi nos manejan los seis días que por delante nos quedan.
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