No tiene ningún
misterio.
Solamente somos dos
idiotas que se enamoraron para hacer de este infierno algo mas
llevadero. Tu tan bonita y sofisticada. Yo salvado del diluvio
universal. Y los dos recomponiendonos el corazón a base de pedacitos
irreconocibles.
No es nada fuera de
lo común ni mágico.
Simplemente nos
encontramos al azar en una ciudad envenenada de errores y en un
contexto sociocultural que había olvidado sus raíces. Quince minutos
tarde aproximadamente. En el bar de siempre. Y con diez oportunidades
perdidas a cuestas.
Ni siquiera se
podría considerar algo especial.
Nuestra manía de
des-querernos habitualmente sin importarnos cuanto tiempo pase
mientras tanto o la manera enrevesada que tenemos de mirarnos. Con
los ojos magnetizados desde el principio. Jugando con el miedo entre
las manos. A golpes y portazos.
Ni tampoco diríamos
que es irrepetible.
Que si yo intento
olvidarte por completo antes de acostarme tu maldices mi existencia
entre copa y copa. Con mensajes empapados en alcohol incluidos. Y a la
mañana siguiente vuelta a empezar. Redordamos que. No puedo
desconectarme de ti. Eres incapaz de no regresar. Nos quisimos.
Continuara...