martes, 28 de febrero de 2012

Loving strangers



He dejado de conocerte

un día cualquiera

diez minutos màs tarde

de la hora acordada.


Te me has escapado

de las manos

sin ni siquiera una mentira

como explicación.


No has dejado un sòlo

rastro que seguir

en el caso hipotético

de encontrarme.


Sin contemplaciones

ni segundas oportunidades

te has marchado por

ùltima vez.


Te has ido mas lejos

que de costumbre

y no alcanzo a quererte

desde mi casa.


Ya no volverás

ni tan sòlo con tu maldita

manera de regresar

a estar conmigo.


No habrá futuro

en el que enmendar tiempos

perdidos ni amores

de otras vidas.


Ahora que no queda

nada de lo que

fuiste ni de lo podíamos

haber sido.


Tal día como hoy

en que dejamos de

querernos si es que alguna

vez nos conocimos.


En pleno invierno

del año definitivo te he

perdido de repente

y en silencio.


Puede que algún día

yo misma entienda

que en realidad nunca

te tuve.


Pero de momento

sigue hablando que me

gustaría reconocerte al

menos una vez màs.

sábado, 25 de febrero de 2012

Tal como éramos.


Tal como éramos
en esa vida en que fuimos eternos.
Manteniéndonos intactos
en cada pensamiento descontrolado.

Tal como éramos
con todo por hacer y nada que olvidar.
Poseedores de aquel momento
que compartimos por primera vez.

Tal como éramos
cuando nos amábamos entonces.
Tanto que aun hoy podríamos continuar
queriéndonos siempre.

Tal como éramos
sin saber que nos equivocamos.
Siendo tan nuestros a pesar
de tener que dejarnos marchar.

Tal como éramos
allí donde fuimos nosotros.
Tan intensamente felices
que nunca volvimos a ser ellos.

Tal como éramos
juntos en un recuerdo.
Para siempre escritos en
la memoria en la que moriremos.


Tal como éramos
fuimos maravillosos.

domingo, 12 de febrero de 2012

A la primera persona que amé.


¿Recuerdas que una vez te quise siempre?

Al buscar caracoles en pleno invierno.

Cada día que recogiste flores.

En el sabor del azúcar sobre la mantequilla.

A cada paso entre los campos de trigo.

Por todas las tardes de lluvia con brasero y mesa camilla.

A base de bocadillos de sobrasada.

Con el ruido del roce de tu mano en mi mejilla.

En todas las noches a mi derecha.

Cuando llorabas.

Siempre que reías.

Por el tinto de verano que dió veracidad al juego.

Pintando. Regando. Podando. Sembrando.

Cocinando. Haciéndome la cama a escondidas.

Al rebañar la cacerola de todas tus natillas.

Por el olor a membrillo en el armario.

Cada mañana.

Todos los fines de semana.

Y aún más en el tiempo perdido.

En un millón de cosas.

Infinitamente.

Te quiero desde el primer momento.

En cada recuerdo.

En cada sueño.

Por primera vez.

En el último suspiro.

Sintiéndolo tanto.

Y hasta que me hayas perdonado.

Quédate conmigo. A mi lado.

Dentro.

En mí.

Yo que un día y hasta que vuelvas,

te quise siempre.

Mujer andaluza de ojos imparables.

domingo, 5 de febrero de 2012

al cerrar los ojos


Siempre nos quedará volver a empezar por el final. Encontrar tu mano en aquella isla exactamente igual que la dejé cuando aún era una niña. Cuando grabé a fuego su tacto y forma en la memoria para ser capaz de tocarla en cada uno de mis recuerdos.
Volver a ser dos. Volver.
Siempre podremos reconocernos tras toda una vida evitándonos. Salvar todo el tiempo sin nuestra magia y su efecto. Elegir finalmente el camino innatamente correcto y sin fin.
Perdonarme en tus brazos. Perdonarnos.
Siempre me será posible regresar allí donde ha merecido la pena quererte. Y que entonces llegues tú, o que ya estés ahí. Tú y todos tus detalles.
Tú y tu manera de mirarme. Tú.
Que si todo ha de terminar de alguna manera tiene que ser esa. Con la expiación de conciliar lo que pudo haber sido con lo que nunca fue. Con todos los besos que no me has dado. Con la paz de concluir lo vivido y empezar a vivir de nuevo lo que al cerrar los ojos veíamos. Nuestra otra vida. La más bella.
La que conmigo tenías que haber vivido. La que contigo nunca pude olvidar.
Volver a andar por el principio en aquella orilla, y una vez más,
definitivamente, de tu mano.

Algún día permanecerá en algún lugar ese momento
en que a pesar de habernos perdido, siempre te habré estado esperando.

jueves, 2 de febrero de 2012

pensamientos al azar en el día de la marmota.


Esto no puede continuar. Algo así no lo debería aguantar nadie, ni tú ni yo, ni todo el mundo que nos rodea y lo contempla.

Debió acabar por las mismas fechas hace demasiado tiempo, pero definitivamente.

Prolongar historias que ya tienen un final predeterminado de antemano no debería estarnos permitido.

O si no que alguien me diga; ¿para qué alargar lo que no tiene solución?

Pero claro, las decisiones importantes, siempre son difíciles. Siempre vienen cargadas de cientos de preguntas, de un millón de miedos y sobre todo, del peso de lo que vendrá después de tomarlas. Ese mundo nuevo que nos aterra, del que desconocemos el efecto y temblamos por sus consecuencias.

¿Habré hecho todo lo que estaba en mi mano?

¿Habré luchado lo suficiente?

¿Me habré equivocado ahora o realmente siempre estuve equivocada?

¿Me arrepentiré y podré rectificar?

….

Y es entonces cuando todo se paraliza y la ola de frío siberiano nos cala los huesos, el alma y los recuerdos.

El invierno se prolongará como predijo la marmota, y se nos volverá a romper el corazón congelado con un sólo golpe en cualquier momento, porque deberíamos haber tenido cojones y tomado una decisión.

En el momento en que dudamos aunque sea sólo una vez el a camino elegir, ya deberíamos tirar para delante, sea cual sea la dirección.

Quizás si nos equivocamos, podríamos vivir.