jueves, 28 de abril de 2011

Un café con leche por favor.





El otro día te vi tomando
el primer sorbo de un café con leche.
Y entonces me enamoré de ti.
Puede que olvide todo lo que no sea,
la forma de tus labios en aquel
acantilado de la taza.

Habrá merecido la pena.

martes, 26 de abril de 2011

postdata:

Quiero estar contigo. Nunca he querido algo con tanta sinceridad. Ni con tanta
crudeza. Tanto es así, que no me permito estar con ninguna persona que no seas tú.
Y creo que eso seguirá siendo así por bastante tiempo. Sólo te quiero a ti.
Sólo quiero ser algo tuyo. De absolutamente nadie más.
Pero sin embargo, no puedo hacerlo. No puedo.
No puedo estar contigo porque no me dejas. Porque de alguna manera yo tampoco te dejo. Porque tengo demasiado miedo de que algún día nos dejemos.
Quiero que entiendas bien lo que estoy diciendo.
Te quiero. Siempre te he querido. Siempre has sido tú. Desde el primer día. Desde antes de saberlo realmente, ya te quise. Te prometo que aunque suene cursi, o que aunque sea una expresión que la gente suele utilizar a la ligera, en mi caso es totalmente, desgarradamente cierta. La primera vez que te vi, una parte de mi te reconoció. Supo instantáneamente que eras tú. Como si me hubiera pasado toda la vida queriéndote. Pero realmente, ese torrente de sentimientos no llegaron a mi cabeza, hasta un poco después.
Pero eso ahora no importa, porque más tarde o más temprano, siempre te he querido. Te he querido como dudo humildemente que nunca querré a nadie más.
Pero eso tampoco importa ahora, porque la cuestión, el objetivo de esta carta
no es intentar que entiendas cuanto te quiero, porque aparte de que creo que eso es imposible ya que ni yo practicamente lo entiendo, de alguna manera te lo he dicho tantas y tantas veces…que a lo mejor ya ni me crees.
La intención última de lo que escribo la podríamos llamar redención.
Necesito perdonarme. Necesito que tú también me perdones.
Perdóname por no ser lo suficientemente fuerte como para luchar por ti. Por no tener el valor de correr o haber corrido detrás tuyo. Por callarme. Por todos los errores que cometí. Por haberte mentido y seguir haciéndolo demasiado a menudo. Por no ser capaz de besarte. Otra vez. De verdad. Con el corazón. Con todo el tiempo tras nuestra espalda.
Por favor, perdóname por no estar a la altura. Por no dejarte ir. Por no tener los cojones de irme yo.
Pero sobretodo necesito que me perdones por no poder dejar de quererte y no hacer nada al respecto. Lo siento, de verdad. Lo siento, quizás demasiado. No lo puedo evitar.
Porque lo quieras o no, lo quiera o no, eso siempre será así. Eso nunca va a cambiar. Eso es todo.
Y mientras tanto ya me ves, pulsando las letras de un teclado que tiene desgastadas las de tu nombre. Pero sin poder hacer mucho más. Sin poder darnos un final. O un principio. O lo que sea.
Pero por favor créeme cuando te digo que, quiero estar contigo. Y lo quiero tanto, tanto, con tanta fuerza, con tanto amor, con tanto de mi en esas palabras, que no puedo. Ojala que tú si puedas. Yo siempre estaré aquí. Esperando por ti.
Estoy aquí.

domingo, 24 de abril de 2011

Dulce amor salvaje


Monstruo de ojos tristes.
Que dominas mis sueños.
Mis temores. Mis costumbres.
Mis alientos.
Estas tan dentro.
Criatura extraordinaria.
De maléficas artes.
Que a tu corazón me amarré.
A ti eternamente. Como castigo.
Somos uno.
Animal bellamente herido.
No llores desconsolado.
Que por amarte. Que por ser de ti.
También yo me desgarro.
Dulce amor salvaje.

sábado, 23 de abril de 2011

Eres/tú


Conocerte,
y aceptar tus castigos
de tanto quererme.

Conocerte,
y amortiguar tus golpes
por no besarme.

Conocerte,
y esquivar tus palabras
en el silencio de tus ojos.

Conocerte,
y olvidar a tus mentiras
que tiemblan por mi.

Conocerte,
y dejar que sangre
cada vez que te acercas.

Conocerte,
y quedarme quieta
siempre que te alejas.

Soy/yo

Conocerme,
y creer en ti a pesar
de tus barreras.

Conocerme,
y combatir tus fantasmas
media vida incondicionalmente.

Conocerme,
y mantenerme ahí
por si de repente despertaras.

Conocerme,
y poder verte aún
a través de las heridas.

Conocerme,
y asegurar que te amé
tal y como eres.

Conocerme,
y habernos conocido ayer
hoy, mañana, siempre.

miércoles, 20 de abril de 2011

Aclaración:

Todo,o practicamente todo lo que han leído anteriormente,es ahora mentira.

Gracias,

atentamente una crédula más.

lunes, 18 de abril de 2011

Lo que perdimos por Madrid.


Llamadme el marinero,
de la sirena perdida.

Pues atraqué mi barco cerca
del kilómetro cero.

Tras navegar a la deriva,
bajo cielos de vainilla.

Por si ella decidiera coger
el metro
y volver a mi lado algún día.



Llamadme marinero,
aunque no pueda ser patrón.

Porque me la tatuaré en el pecho,
con tinta verde.

Porque oiré sus cantos siempre,
desde cualquier balcón.

Porque la buscaré eternamente en
los mares
de la Puerta del Sol.


Llamadme marinero,
aquellos que sabéis de amor.

Pues no pararé hasta reencontrarnos,
en esta isla madrileña.

Para tenerla enfrente,
y darle el beso que nunca olvidó.

Para que entonces entendáis al fin,
que la amáis
vosotros tanto como yo.

domingo, 17 de abril de 2011

Algo que contar.


Hoy solamente te voy a contar un secreto. Una de esas cosas que nunca te he dicho. De esas que suelen ser el setenta y cinco por ciento de todo lo que pienso.
Una tontería. Una verdad. Una promesa. Un resumen. Una conclusión. Una respuesta. Una señal, y seguramente algo más que todo eso.
Esta noche sólo quiero enseñarte mi talón de Aquiles. Quiero arriesgarme a que lo puedas utilizar en mi contra cuando te apetezca. O a que me lo eches en cara si todo sale mal. Quiero que al saberlo entiendas, que en el caso de que esto no funcione, todo habrá sido culpa mía.
Bueno pues la cosa es que, mi secreto siempre ha sido el mismo. Nunca he tenido otro. Ni nunca he querido tenerlo. Este es un secreto único e irrepetible.
Es el secreto que sólo se puede tener una vez en la vida. ¿Sabes de lo que hablo?
¿No? Pues es fácil. Es prácticamente obvio. La verdad es que ni siquiera se le debería llamar secreto pero bueno…

Nadie es comparable a ti.

jueves, 14 de abril de 2011

Todo lo nuestro

Algo tuyo es mío,
completamente nuestro.

El principio de un pasado.

Pura belleza unida,
por aquello que es semejante.

Un todo único entrelazado.

Perfectas diferencias,
acopladas con tanta exactitud.

El límite de lo extraordinario.

Tu mitad y su réplica,
mi otra parte y su simetría.

La inevitabilidad de lo reflejado.

Imposibles seres restantes,
que siempre tenderán a su origen.

Un alma platónica a la que separon.

De superhéroes


-“Hola soy Batman, ¿y tú quién eres?”

-“Tu otra mitad.”

(suspiros)

-“…¿por qué has tardado tanto? pensé que no iba a poder quitarme nunca esta maldita máscara…”

domingo, 10 de abril de 2011

6:19

Tengo tanto sueño que te quiero más que nunca.

sábado, 9 de abril de 2011

En caso de emergencia


Por si fuera necesario.Aquí está.Ahora os (te) toca hacerlo.
(ya no quedan excusas)

miércoles, 6 de abril de 2011

Cosas de niños


Llegados a este punto, creo que por fin me has dejado sin palabras.
No se me ocurre ni una sola. Se me han acabado los sinónimos, las metáforas y los eufemismos. Tanto es así que me parece que ni siquiera el pequeño Larousse me podrá ayudar esta vez.
Nada de lo que se me ocurre decir tiene ya significado. Apenas si es sintácticamente correcto. Lo que me hace sentir como esos niños que tienen que inventar un lenguaje tan nuevo como desconcertante basado en sonidos o miradas incomprensibles, dirigidas a los adultos que tienen alrededor, en un intento desesperado de expresar sus recientes y abrumadoras emociones.
Me he quedado de repente sin aquellos tantos adjetivos bellos con los que te nombré. Te has quedado con todos y cada uno de ellos. Dejaste que te acariciaran la piel pero nunca los oíste bien. Y ahora que los vuelvo a necesitar no quieren volver. Y ahora que sí los quieres escuchar no me acuerdo de cómo decirlos.
Por si toda esta mudez repentina no fuera suficiente, tengo el dedo pulgar derecho tan hinchado como el corazón, por lo que tampoco se me da demasiado bien escribir. Seguramente se me debió tensar demasiado el tendón cuando me miraste a los ojos de nuevo, o más bien cuando me di cuenta de que me volvías a ver. El universo y mi mano se han declarado en huelga para no dejar que simplemente escriba que te quiero. ¿Y quién soy yo para llevarles la contraria?
El caso es que posiblemente haya perdido la capacidad de comunicación. Puede que la perdiera en el camino por el desuso o que solamente se encuentre en estado de shock. Lo que sí que puedo asegurar es que en estos momentos no la encuentro. Y el lado con mantequilla de esta historia es que es cuando más la necesito.
De todas maneras, sin palabras o con ellas, me vuelvo a sentir tan pequeña al dirigirme a ti como cuando aún no había dicho esta boca es mía. Como cuando sólo podía expresarme con los ojos. Como cuando sólo sabía gritar, reír o llorar. Como cuando aún eran los ochenta.
Sin embargo, algo ha cambiado desde entonces. Es cierto, no sabía hablar, pero eso no era importante, porque en aquel momento de mi vida no tenía tanto miedo a arreglarlo y decirlo todo de golpe, con sólo un beso.

Pero, ¿y quién soy yo para no volver a la infancia?

lunes, 4 de abril de 2011

Mañanas desesperadas.

A veces me despierto con la responsabilidad de no permitir que te vayas de nuevo.
Sin saber cómo se hace, me enfrento con los pies fríos a la opresión en el pecho
que me recuerda que sigues siendo tú. Esa criatura que me duerme y me quita el sueño. Esa pregunta que dura toda la vida. Ese desencadenante de tormentos y maravillas. La única forma de amar que conozco.
Últimamente por las mañanas me pesan más los hombros y arrastro más el pijama.
Será que llevo las toneladas de una decisión a la espalda. O quizá sea solamente que tengo los bolsillos repletos de besos, miedo y oportunidades desaprovechadas.
No lo sé, nunca se me ha dado bien estar segura de algo completamente. Dudar de lo indudable siempre fue mi fuerte. Bueno eso, y ser igual a ti incondicionalmente.
El caso es que antes de mirarme en el espejo ya recuerdo tu nombre. Ya vuelvo a ser consciente de que no fuiste sólo un sueño. De que todavía y otra vez aún te quiero. Y que sólo contigo soy todo lo que deseo. Que todo lo demás es insignificante en tu presencia. Es entonces cuando me entra el pánico inconsolable al preguntarme si aún no lo sabes. Si aún esperas escuchar algo que te dije demasiadas veces. Si aún te cuestionas si soy yo, si eres tú. Si es lo correcto, si sería perfecto. Si aún te espero.
Me desquebrajo incontrolablemente al abrir los ojos cuando pienso, que se te pasa por la cabeza ahora que te dejé de querer en algún momento.