Quiero estar contigo. Nunca he querido algo con tanta sinceridad. Ni con tanta
crudeza. Tanto es así, que no me permito estar con ninguna persona que no seas tú.
Y creo que eso seguirá siendo así por bastante tiempo. Sólo te quiero a ti.
Sólo quiero ser algo tuyo. De absolutamente nadie más.
Pero sin embargo, no puedo hacerlo. No puedo.
No puedo estar contigo porque no me dejas. Porque de alguna manera yo tampoco te dejo. Porque tengo demasiado miedo de que algún día nos dejemos.
Quiero que entiendas bien lo que estoy diciendo.
Te quiero. Siempre te he querido. Siempre has sido tú. Desde el primer día. Desde antes de saberlo realmente, ya te quise. Te prometo que aunque suene cursi, o que aunque sea una expresión que la gente suele utilizar a la ligera, en mi caso es totalmente, desgarradamente cierta. La primera vez que te vi, una parte de mi te reconoció. Supo instantáneamente que eras tú. Como si me hubiera pasado toda la vida queriéndote. Pero realmente, ese torrente de sentimientos no llegaron a mi cabeza, hasta un poco después.
Pero eso ahora no importa, porque más tarde o más temprano, siempre te he querido. Te he querido como dudo humildemente que nunca querré a nadie más.
Pero eso tampoco importa ahora, porque la cuestión, el objetivo de esta carta
no es intentar que entiendas cuanto te quiero, porque aparte de que creo que eso es imposible ya que ni yo practicamente lo entiendo, de alguna manera te lo he dicho tantas y tantas veces…que a lo mejor ya ni me crees.
La intención última de lo que escribo la podríamos llamar redención.
Necesito perdonarme. Necesito que tú también me perdones.
Perdóname por no ser lo suficientemente fuerte como para luchar por ti. Por no tener el valor de correr o haber corrido detrás tuyo. Por callarme. Por todos los errores que cometí. Por haberte mentido y seguir haciéndolo demasiado a menudo. Por no ser capaz de besarte. Otra vez. De verdad. Con el corazón. Con todo el tiempo tras nuestra espalda.
Por favor, perdóname por no estar a la altura. Por no dejarte ir. Por no tener los cojones de irme yo.
Pero sobretodo necesito que me perdones por no poder dejar de quererte y no hacer nada al respecto. Lo siento, de verdad. Lo siento, quizás demasiado. No lo puedo evitar.
Porque lo quieras o no, lo quiera o no, eso siempre será así. Eso nunca va a cambiar. Eso es todo.
Y mientras tanto ya me ves, pulsando las letras de un teclado que tiene desgastadas las de tu nombre. Pero sin poder hacer mucho más. Sin poder darnos un final. O un principio. O lo que sea.
Pero por favor créeme cuando te digo que, quiero estar contigo. Y lo quiero tanto, tanto, con tanta fuerza, con tanto amor, con tanto de mi en esas palabras, que no puedo. Ojala que tú si puedas. Yo siempre estaré aquí. Esperando por ti.
Estoy aquí.