Maldita sea tengo que
decirte que te quiero, simplemente eso. Nada más. Que te quiero y ya está. Que
te quiero como te he querido siempre, sin contemplaciones. Porque sí. Sin razón
alguna.
Perdóname pero es que
hoy tengo que decirte que te quiero. Que te quiero como la primera vez que te
vi. Y que te quise hasta cuando no te quería. Como todos los días, sobretodo
aquellos en los que te odié como no se puede odiar a nadie más.
Te quiero. Estas en
mí. Y no me importa que tú no me quieras lo suficiente. Así es la manera que
tengo yo de quererte. Incondicional. Absurda. Irracional e incoherente. Mía.
Solamente tuya. Única.
Así que ojala pudieras
escuchar lo mucho que te quiero esta noche. Sin esperar nada de ti. Sin
recordar nada de lo que hiciste alguna vez. Sin palabras. Sin futuros ni
pasados imperfectos. Sin ningún secreto.
Porque esta vez te
quiero de verdad. Con todos tus defectos. Con mucho miedo. Con cotidianidad.
Con todas las marcas de mis heridas. Con todo. Con autenticidad.
Hoy por hoy te quiero
con calma.
Y que lo que tenga que ser, así sea. A mi sinceramente hace mucho tiempo que dejó de importarme. Y es que yo te quiero todavía, y con eso me basta.
Yo te quiero y ya está.
Y que lo que tenga que ser, así sea. A mi sinceramente hace mucho tiempo que dejó de importarme. Y es que yo te quiero todavía, y con eso me basta.
Yo te quiero y ya está.
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