sábado, 18 de diciembre de 2010

Corazón amoratado



Tengo un corazón cosido de un extremo al otro,
dónde curan las heridas y queman los recuerdos.
Lleno de cicatrices que giran en torno a una espina,
epicentro de un latido,del dolor que le causa cuando te veo.

Es un corazón inmovilizado que intenta sobrevivir,
con más años encima de los que tiene su pasado.
De color morado y lento en su bombeo,
limitado entonces por todas las palizas que le has dado.

No tiene amo y tampoco es el de un guerrero,
no pertenece a nadie pero mientras tanto sigue atrapado.
Ni vale mucho dinero,ni es nada del otro mundo,
pero aunque nadie se de cuenta él sigue luchando.

Rodeado de moratones a veces aún le siento,
no le doy ilusiones que siempre está esperando.
No puedo darle todo lo que se merece,
porque tengo miedo de que se lo quites y se quede parado.

Tengo un corazón amoratado,
para el que simplemente conocerte fue el pecado.
Ya no te quiere como antes,
pero sigues teniendo el poder de matarlo.

Tengo un corazón que aunque no lo creas,
ni lo quieras reconocer se merece tanto.
Que fíjate,él sí que puede aún amar,
a pesar de lo mucho que tú lo has maltratado.

Tengo un corazón amoratado, pero especial.
Y eso,ni tu ni nadie,podrá evitarlo.

2 comentarios:

  1. Felicidades!! Es precioso!!! cada línea que leía me sentía más y más identificada; de hecho, he creído notar de nuevo el dolor de esa espinita epicéntrica, otra vez!!! besos, Laura.

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  2. Qué belleza. Creo que todos los corazones amoratados nos sentimos identificados. Llega un momento que ya no duele, increíble, pero cierto. Ni cuando lees algo así.

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