"…but she was never far
from my mind."
De madrugada todas las
emociones son sobrecogedoras, y aún más las que son verdad. Las que aprisionan
y asfixian. Las que a pesar de que el mundo se derrumbe, realmente importan.
Esas que hasta en alguien como yo causan lágrimas. Y esta noche, sobre las tres
de la mañana, una de esas emociones que te arrancan el aliento, me ha explotado
delante de los ojos. Me ha arrollado todo el pecho. Me ha cegado por completo.
De repente todo el salón se
ha ahogado a negro y todo posible futuro se ha empequeñecido hasta
prácticamente desaparecer. Han dejado de existir absolutamente todas las
decisiones por tomar y los pocos caminos por los que huir. No ha quedado una
sola puerta que al cerrarse abriera alguna ventana por la que conseguir
respirar. Nada a lo que agarrarse. Nada con lo que salvarse.
Quizás nadie pueda o quiera
entender lo que digo. Puede que todos piensen que no sé de lo que hablo, o que
simplemente le doy una importancia desmesurada a lo que no la tiene. Es posible
que esté equivocada, y de verdad que lo espero. Créeme, quien quieras que seas
que estas leyendo, que llevo media vida negándome una y otra vez todo esto, por
si eso lo convierte de alguna manera en mentira. Evitando tener que aceptar lo humanamente
insuperable. Lo abominable, lo aberrante, lo desconsolador de saber
prácticamente a ciencia cierta demasiado pronto, que pase lo que pase, en
cualquier momento o en cualquier ciudad, al lado de cualquiera que te ame, tú acabarás
pensando siempre en la misma persona. En ella, la que estará siempre detrás de
todo. La mitad perfecta. La que nunca te quiso. Esa única persona a la que tú realmente
has querido. Quieres. Querrás.
La angustia insoportable que supone haber
encontrado el amor de tu [no] vida.

No hay comentarios:
Publicar un comentario